por Ricardo Padilla Martínez
Cuando se trata de realizar inversiones en la empresa, normalmente se piensa en la adquisición de activos como maquinaria, equipos, inmuebles
o proyectos que nos devuelvan un retorno positivo de la inversión, pero rara vez se considera que invertir en el aprendizaje y desarrollo de los colaboradores
signifique una inversión cuyos retornos aunque difícil de medir, son muy
positivos, ello es debido a que los colaboradores, lejos de ser un recurso,
son el fundamento mismo de la empresa e invertir en su aprendizaje y crecimiento
repercutirá inmediatamente en el desarrollo y mejora de la organización.
Si
logramos aceptar este nuevo paradigma podremos inferir con facilidad que los recursos asignados al desarrollo
de las personas (disponibilidad de tiempo de las partes involucradas para el
aprendizaje y económicos) es una inversión destinada a la mejora de los
procesos internos de la empresa y de los servicios que ésta brinda a sus
clientes; por lo tanto, siendo que las ventas y los resultados son una
consecuencia de la calidad de los procesos y los servicios que se brindan, al
mejorar éstos tendremos como resultado mejores ventas y beneficios.
Otro
elemento positivo del aprendizaje y desarrollo es el efecto causado en el clima laboral, las personas al percibir que su
empresa invierte en su desarrollo y crecimiento personal devuelven lo recibido con un mayor compromiso y lealtad
hacia su empleador, mejorando de esta manera su actitud en el trabajo y su
relación con sus demás colaboradores.
El
aprendizaje y desarrollo suele surgir de la necesidad en la empresa de responder a los retos que le propone su
entorno y éste se traduce principalmente en oportunidades que están llamando a
la puerta y que no pueden ser atendidas por
falta de preparación o capacidad, ante
ello el aprendizaje y desarrollo surge como una alternativa concreta para cerrar
esta brecha.
Otra vía
por donde surge la necesidad de desarrollar al personal de la empresa es cuando
ésta realiza la planeación estratégica y fija el rumbo que se debe transitar
para alcanzar la visión y las prioridades estratégicas, en ese momento al hacer
una mirada honesta al interior de la empresa se
puede descubrir que nuevas habilidades son necesarias desarrollar para no naufragar en nuestra travesía.
El
aprendizaje y el desarrollo del personal no necesariamente debe ser oneroso en
términos de dinero, lo más importante es el compromiso que tome
la empresa y el empleado con el aprendizaje continuo, y sobre todo el poder aplicar un
método innovador y de vanguardia basado en el “aprendizaje a través de la experiencia”.
La mayoría
de lo que aprendemos proviene de nuestras ‘experiencias’
y requiere una exposición constante a nuevas situaciones y prácticas,
oportunidades de interaccionar con otras personas, y lo que es más importante,
tiempo para reflexionar.
Cuando se
habla de la necesidad de adoptar un nuevo
método de aprendizaje, conviene mencionar el modelo 70:20:10(*).
Esta teoría está basada en estudios e investigaciones que demuestran que el 70% de nuestro aprendizaje proviene de
la experiencia en el trabajo (desarrollo de tareas exigentes, proyectos,
asignaciones, movimientos de desarrollo, etc.), el 20% se adquiere a través de otras personas (feedback, coaching,
mentores, modelos a seguir), y el 10%
restante no menos importante proviene de cursos y programas estructurados
(cursos externos e internos, e-learning, lecturas, etc.). Por tanto, el
aprendizaje por la experiencia representa
el 90% de todo nuestro aprendizaje. El ‘70’ y el ‘20’ pueden adquirirse
mediante el aprendizaje de experiencias compartidas.
En la actualidad muchas empresas multinacionales han adoptado
este enfoque de desarrollo, pero lo cierto es que el compromiso con el
aprendizaje continuo y con el cambio resulta vital para el éxito individual y el éxito de las empresas. En la
actualidad, el aprendizaje forma parte del trabajo y el trabajo debe
considerarse como una serie de experiencias de aprendizaje. Unas experiencias
enriquecedoras, grandes dosis de práctica, las conversaciones con otras
personas y la reflexión sobre lo que funciona y lo que no, son los mejores
métodos para aumentar las competencias del personal. Las empresas que lo
entiendan así y que incorporen los
métodos del aprendizaje a través de la experiencia estarán mejor situadas
para estimular y mantener la excelencia y la innovación de sus empleados. En
nuestra economía del conocimiento, las empresas
inteligentes estarán llamadas a prosperar, y las ignorantes a desaparecer.
(*) El modelo 70/20/10 es un concepto de aprendizaje que fue desarrollado por Morgan
McCall, Robert W. Eichinger y Michael M. Lombardo en el Center for Creative Leadership.
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